A través de la ley, las empresas podrán acceder a un crédito tributario (rebaja de impuestos) del 35% del monto invertido -con un tope de 15 mil Unidades Tributarias Mensuales, el triple que el vigente hasta ahora- pudiendo asimismo presentar, como gasto, el 65% restante.
“Este es un beneficio tributario que va estar en torno al 50%; es el mayor beneficio que tiene nuestro régimen tributario y por eso estamos esperanzados en que esta Ley va a ser muy efectiva y va a permitir a las empresas que no hacen I+D hoy darles un incentivo adicional para que den ese paso”, agregó el directivo, quien anunció que ya existe el compromiso de inversión, para este año, de unas 50 empresas a nivel nacional.
Esto, explicó, significa pasar de 6 mil 500 millones de pesos invertidos de 2008 –año en que se promulgó la ley anterior sobre el tema- hasta ahora, a los 15 mil millones de pesos en los próximos 12 meses. De éstas, agregó, existen algunas vinculadas a la región que proyectan destinar recursos cercanos a los 2 millones de dólares a I+D.
Según el director regional de CORFO, Felipe Sánchez, los beneficios de la nueva ley representan una oportunidad para que el sector productivo de la Región dé un salto en investigación y desarrollo.
“Siempre hablamos mucho de que esta región tiene una clara orientación productiva, pero muchos de estos productos son comodities con poco valor agregado. Nosotros creemos que con esta nueva Ley, con la investigación y desarrollo que hagan las empresas, con los tremendos beneficios que otorga, vamos a tener productos con mucho más valor agregado que no dependan tanto de los precios de los comodities y con eso podremos tener un crecimiento de acuerdo a lo que es esta región, a lo que produce y lo que es su conglomerado empresarial”, dijo.
Requisito indispensable
Afirmando que en el mundo actual, la inversión en I+D no es un opción sino que un requisito, el director de la UDT, Alex Berg, resaltó la importancia de la nueva norma, apuntando a sus proyecciones en términos de las oportunidades que ofrece al desarrollo de nuevos emprendimientos y la mayor participación de la empresa en el gasto de innovación.
Esto, dijo, es altamente relevante cuando se observa que la principal inversión en I+D la hace el Estado. “Está bien que en una etapa temprana el Estado invierta mucho; sin embargo en forma creciente las empresas tienen que integrarse al financiamiento y dirigir la investigación y desarrollo hacia sus intereses, tratando de que a fin de cuentas los resultados involucren un aumento de la competitividad, una mejora del posicionamiento en el mercado y un incremento del valor agregado de sus productos”, señaló.
A su juicio, la nueva ley es un instrumento potente que, bien administrado, puede ser muy positivo para que el sector se involucre más, “desde el punto de vista económico”, en la actividad de investigación y desarrollo.
Sobre los nuevos escenarios que la Ley abre para los centros de investigación, el doctor Berg afirma que UDT continuará trabajando con el Estado, pero con un especial interés en el sector productivo, con el que ya cuenta con una amplia experiencia en el desarrollo de proyectos conjuntos. “Nosotros no sabemos todo, tenemos parte del saber: ciertos aspectos científicos, tecnológicos; conocemos el estado del arte mundial. Sin embargo, las empresas conocen el mercado, conocen por tanto una parte paralela y tremendamente importante en la que nosotros no somos fuertes. Por eso no cabe duda de que debemos colaborar, ponernos de acuerdo y trabajar en conjunto”.